El proyecto busca evitar una imagen impersonal y mantener la estética del edificio existente. Propone un edificio singular y arriesgado, cuya repetición en la parcela genera uniformidad y una estética industrial y tecnológica. Su configuración es simétrica respecto al eje de separación de parcelas y se compone de dos partes: extremos de color cobre con líneas angulares que representan la tradición, y un centro con módulos de formas puras y limpias que representan el presente. El contraste entre cobre y gris refuerza esta dualidad.

El volumen se adapta al desnivel del terreno, generando dos niveles conectados por la pendiente. La explanación facilita accesos y evacuación de aguas. La fragmentación del edificio en varios volúmenes lo aproxima a una escala humana, y las líneas verticales, horizontales e inclinadas transmiten dinamismo y flexibilidad.

Se han considerado aspectos climáticos, priorizando eficiencia energética, confort y aprovechamiento solar, con orientación hacia el sur y este, y menos aperturas al norte y oeste. Los materiales de fachada y cubierta fueron seleccionados por criterios bioclimáticos, económicos, funcionales, constructivos y de resistencia al fuego. El cerramiento se realiza con panel sándwich metálico con aislamiento, por sus buenas prestaciones térmicas, acústicas, de resistencia al fuego y facilidad de montaje.